Desde 1995 se celebra el Día internacional del chocolate cada 13 de septiembre, en homenaje al autor Roal Dahl, quien escribió “Charlie y la fábrica de chocolate”. Y por eso, hoy hablaremos acerca de cómo un producto sin marca se convirtió en un ícono que genera millones de dólares a muchas empresas.
Según la leyenda, el dios Quetzalcoatl regaló el árbol de cacao a los hombres. El fruto de éste fue de suma importancia para los aztecas, pues se utilizaba como moneda, además se bebía y a esta bebida oscura y espumosa le llamaban “tchocolatl”; y poco ha variado ese nombre en casi todos los idiomas que se hablan en el mundo. Chocolate.
Aquí se menciona rápidamente la colonización. A los españoles les gustó mucho el chocolate, obviamente se lo llevaron de souvenir, y en España le adicionaron azúcar. Así, es: estimulante sobre estimulante, pero ese es otro tema. De ahí se regó como pólvora entre las clases dominantes, es decir, la nobleza y la iglesia.
El chocolate pues, era un lujo. Pero para el siglo XVII se había popularizado tanto que en 1777 se realizó la primera producción mecánica y de ahí en cascada: Londres abre la primera tienda de chocolates al público en general, Estados Unidos en el siglo XVIII su primera fábrica y su primera tienda, para el siglo XIX Suiza ya había perfeccionado el arte del chocolate con leche en tablillas: una combinación del chocolatero suizo Daniel Peter y la harina lacteada inventada por Henri Nestlé.
Nace así el grupo Nestlé. Sobrevive a la primera y segunda guerra mundiales. En 1962 lanzan Crunch y Milkybar, que hasta la fecha encuentras en cualquier tienda de conveniencia. En 1963 el chocolate en polvo Nesquik. Revolución total. Imitadores por doquier. Todos quieren chocolate.
Pero Nestlé no estaba solo, por ahí andaban también los Lindt, los Turín y The Baker Chocolate Company, más tarde conocida como Kraft. Eso ayudo para suplir la demanda de chocolate que el mundo requería.
Donde hay mercado hay oportunidad.
Los chocolates de lujo no están al alcance de todos los bolsillos. Por ello aparecieron más y más marcas imitadoras de las grandes, también los nuevos productores artesanales en contrapropuesta el chocolate industrial.
Cada nicho de mercado está sostenido por gustos personales, pero también por la idealización del producto. El chocolate es símbolo de amor, de ocasión especial, de autocuidado.
Por eso la demanda no disminuye. Eso tiene un costo: la sobre explotación de la tierra. ¿Las consecuencias? Desde el daño a los suelos y la escasez de agua hasta trabajo infantil que raya en la esclavitud.
Si quieres consumir o invertir en chocolate, te recomendamos que sea de comercio justo. Busca el sello Trade Fair.
A continuación, te presentamos las compañías más grandes del mercado chocolatero (por ventas al año 2018):
- Mars Inc. (18.000 millones de dólares).
- Ferrero (12.390 millones).
- Mondelez (11.792 millones).
- Meiji (9,662 millones).
- Hershey (7.779 millones).
- Nestlé (6.135 millones).
- Lindt & Sprüngli (4.374 millones).
- Ezaki (3.327 millones).
- Pladis (2.816 millones).
- Kellogg’s (1.890 millones).